LLEGA
EL MOMENTO DE LATIR DESPACIO,
de
adentrarse en la última promesa
como
quien agoniza. No deseo
más
que saberme aquí, junto a mi leve
nitidez,
renovada en unas calles
ocultas,
por el hecho de ser libre.
Esta
consumación se justifica
simplemente embargando los sentidos,
como
quien pone al borde de su muerte
una
gota de lluvia o una lágrima.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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