lunes, 12 de diciembre de 2016






















                                          NADA SE BORRA

 
Habría que poner
las cosas en su sitio.
La premura del tiempo lo reclama.
Por ejemplo, la muerte
de aquella tarde púrpura,
con lluvia en los cristales
y temblor en el fuego clandestino.
Sus palabras llegaron
a traspasar las tuyas
con un adiós sin límite;
su pulso, firme aún tras la certera
lanzada a tu deseo,
se perdió para siempre
al igual que la lluvia
morada de la tarde.
Las cosas como son, no como fueron,
deben estar expuestas a la vista
para que el recorrido
por tantos desengaños sea breve,
y el tiempo no te obligue
a mantener en orden la memoria.


                                                  (de A CIERTA ALTURA, 1998)

Lienzo de Hilary Eddy

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