XVII
Mi soledad padece
sabiendo que no llama
al amor por su nombre,
que apenas da noticia
de tan íntimo eco.
Quién pudiera cruzarse
con aquél que dirige
lo real a su norte,
hacia la verdadera
definición de todo.
Mi soledad no tiene
cabida en el hallazgo
del amor peregrino,
sintiendo que deslumbra
su escéptica mirada.
Y cómo conjugarme
más allá de ese verbo,
si mi voz oscurece
bajo la tempestad
y apenas es llovizna
de la palabra suya.
(de LOS PULSOS CARDINALES, 2010)
Lienzo de Leonid Afremov
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