martes, 15 de noviembre de 2016


        


MIENTRAS LA NOCHE HUNDE SUS ESTRELLAS
en la estancia final, amortecida,
la carne se hace verbo
y actúa sin distancias,
ignorando el abismo de costumbre.
Qué alto desafío
contagia a quien emprende
un éxodo rasante
por activa o pasiva,
voz que brilla al vacío, ceremonia
donde esa misma noche se desnuda
y cede su verdad para salvarla.
Qué estrella sin retorno
vuelca el mundo a su paso,
amanecer de ojos semiabiertos
por cuya inclinación va el horizonte,
perdiéndose de pronto
en el terreno albar de otra mirada.
Mientras la noche exista y alguien busque
su trágica intemperie,
no habrá dolor bastante
que proceda del gozo
para alentar la llama de regreso.


                                            (de MÍNIMO SOL DE INVIERNO, 2006)

Lienzo de Richard Megan

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