martes, 11 de octubre de 2016





        LOS CARACOLES

 
Cuando aún goteaban los geranios
después del aguacero, la mañana vertía
su leve resplandor por los arriates,
asomando de pronto las conchas relucientes. 

Salías de la casa en busca de tu dicha,
de aquellos caracoles que poblaban senderos
como si fuesen gnomos o minúsculas hadas,
personajes que siempre creías escondidos. 

Más allá de tu asombro,
su piel resbaladiza
sobre hojas resecas,
sus lentas espirales
creciéndose en lo tierno,
al igual que tus bríos
por verdosas andanas
más allá de la lluvia. 

Cuando quisiste verlos jugando con la hierba,
tersos por el dorado fugaz del mediodía,
no quedaba ni rastro de aquellos caracoles,
nuevamente perdidos entre hadas y gnomos.


                                                                 (de EL PRIMER REINO, 2015)

5 comentarios:

  1. Qué grata expresión encuentra en tu poema la fugacidad de lo cotidiano, querida poeta; así es el trazo de nuestra identidad, leve, intangible, una simple estela en el agua. Feliz jornada.

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    1. Gracias, José Luis, ya sabes cuánto eleva la poesía escenas tan sencillas como ésta. Los sueños infantiles dan siempre para muchas realidades. Un abrazo fuerte.

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  2. No este poema, María, sino todo el libro camina por un perfume sereno y contenido, por una niñez que será para siempre nuestro refugio. Es un gran libro, amiga, poeta.

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    1. Hola, Paco, gracias por tus siempre generosas palabras. Qué más voy a decirte de este libro, con lo bien que conoces la naturaleza y el poso que felizmente deja en la infancia. Abrazos.

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