domingo, 25 de septiembre de 2016





    UN  ESPEJO  CUALQUIERA

 
Un espejo cualquiera
descubre a quien se mira como al otro
que un día pudo no existir, y siempre
quiso verlo. Las horas
van pasando a favor del desengaño,
pero nada acontece
sin que las apariencias lo permitan.
Es esta soledad de contemplarse,
una ilusión que lleva
al destino crucial de lo invisible,
porque cuando los ojos se acostumbran
a atenuar el surco del envejecimiento,
la propia imagen dicta su pasado
como mejor sentencia.
Un espejo cualquiera, convertido
en marco para el tiempo, no merece
más fijeza si el rostro de lo humano
va desapareciendo entre dos luces,
cual si de otro paisaje se tratara.


                                         (de DOS LENTAS SOLEDADES, 2002)

Lienzo de Thomas Wilmer Dewing

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