Querer cambiar el curso de tu vida
no es muy aconsejable
en los tiempos que corren.
Podrías encontrarte, por ejemplo,
con el depredador envejecido,
una figura enhiesta
de pelo blanco y muchos ratos libres,
o con el separado
de todas y de todo,
cuya obsesión es ir al Polo Norte.
Tú debes mantener la línea recta,
aunque escapen tus curvas
por el firme del último deseo,
dejando que las cosas te celebren
y vayan hacia ti, recién cansadas
de buscarte en la tierra prometida.
(de TU LUMBRE AJENA, 2001)
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