jueves, 15 de septiembre de 2016





           ESPEJO

 
Pálida, vespertina
corola en el jardín, temblor tan mío,
tan frágil, convirtiendo
la brisa en un amago de ternura.
Me acerco, lentamente,
a mirarme en el fondo de su cáliz,
sin perturbar el rito
de promesas que engendra sin saberlo. 

Oh rosa aparecida
en esta tarde gris, ¿dónde te ocultas?
Si mi dolor cambiara tu perfume,
yo también llegaría a ser corola,
para cuando unos ojos se posasen
dentro de mí, en busca de ellos mismos.


                                                        (de LOS APARECIDOS, 1991)

Lienzo de Karen Whitworth

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