domingo, 10 de julio de 2016





                   VIII

 
El jardín se embozaba con las densas
grisallas de la tarde, lienzo mutuo
que en mí desvanecía su destino.
Equivocadamente acariciaba
unas manos de fuego entre la bruma,
tal vez la claridad hecha regazo
para templar su gélida partida.
Jardín caliginoso, luminaria
enhebrando tinieblas con cipreses,
mientras se detenía el horizonte
del amor que no quiso prolongarse.
Sólo yo caminaba en el sentido
contrario a la pureza de su cuerpo,
al lento desafío de sus labios.
Y sin mediar silencio me fundía
con las densas grisallas de la tarde.


                                                         (de HYPNOS EN LA VENTANA, 2009)

Lienzo de Victoria Veedell

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