jueves, 30 de junio de 2016




                         EN ESTA SILENCIOSA FRESCURA DE LA TARDE,
con la abstracción de aquello
que he dado por sentido,
me expongo a revivir entre los límites
de unas gotas de agua
durante su descenso por las hojas
regadas, sin más cauce.
Alguien tuvo que verme desgranando
las cuentas de mis días
para llegar a punto
de corregirlas, único misterio
bajo la yesería de los arcos,
mientras el aire húmedo
que traspasa las velas
insinúa sus fintas al verano.
¿Por qué no sobrevive
ese alguien que en mí se adentra y muere?
¿Cuántas veces ha abierto la cancela
fingiendo descubrirme?
                                        En este silencioso
frescor renace el patio
de entre mi soledad, ceniza y gota
colmándose en la atmósfera azulada
de una tarde estival que el tiempo ignora.


                                            (de DOMUS AUREA, 1999)

 

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