sábado, 2 de abril de 2016





                     VIII


Porque el amor no es sólo una llovizna
que cala hasta los huesos, porque nada
se puede comparar con la tristeza
de esperarlo sin límites, me aturde.
Una fruta prohibida satisface
también al obediente, cuyo esquema
se debe al paladar menos expuesto.
Pero rige lo desestructurado
de ese amor que no acaba de rendirse
a mi avidez innata y azarosa.
Porque cada ceniza es un instante
fugado de tu ausencia, dulcifico
el sinsabor agraz de la tibieza
donde una vez fui algo que viviste.
Nada se puede comparar contigo,
fruta prohibida al cabo de mis labios.


                                                         (de LOS CIELOS TARDÍOS, 2009)

Lienzo de Jack Vettriano

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