viernes, 19 de febrero de 2016



















                  IX

 
De repente, la última tristeza,
inequívoco brote de lo cielos
rasgados en su púrpura. Qué extraña
sensación tras haber abandonado
las costumbres innobles, el oscuro
cenáculo de todos los placeres. 

Cada día fermenta lo que callas,
esa serenidad donde eclosiona
la cruel incontinencia del olvido.
Cada raíz es búsqueda sin vuelo. 

De repente, la sed que te derrama
por un lecho sin fondo, cristalina
certeza para antiguos desengaños,
epílogo del tiempo más convulso. 

Qué extraña libertad sintiendo el frío
de unas manos atadas a las tuyas,
triste culminación contra corriente
cuando los cielos nunca se equivocan.


                                                       (de OBOE D'AMORE, 2015)

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