martes, 9 de febrero de 2016





                                              ARCHEROS


En mayo se prendían
furtivos arreboles
al raso de la tarde. 

Mi ensoñación trazaba
un recodo durmiente
desde aceras umbrosas,
quedándose el vacío
más despierto que nunca,
a tono
con lo mágico. 

Un cauce de ventanas,
de geranios colgantes,
daba suelta a su rito
vesperal y sereno. 

Mientras, la tarde antigua
doblaba por mis ojos.


                                                        (de LIENZOS DE CAL, 2008)

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