sábado, 14 de noviembre de 2015





              VÍSPERAS


En la torre mudéjar se arrullaban
las últimas palomas de la tarde,
ajenas a lo humano,
unidas por la brisa
de sus alas. Abajo, en una calle
cuyos árboles daban al invierno
su gris enmudecido, te quedabas
mirando aquellas aves.
Tu memoria fue espejo
de su perfil de amor desafiando
el vuelo de algún ángel en tinieblas.
Tus ojos no querían
reconocer la escena. Tus oídos
evocaron susurros
de un encuentro lejano. Simplemente
fue una tarde de invierno con palomas.


                                                                (de POLIFONÍAS, 1997)


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