martes, 17 de noviembre de 2015





                          UN FUEGO NO REPOSA SINO EN
OTRO  FUEGO”.  Francisco  de  Quevedo


Ante él, todo es triste.
Lo elevas a primera sinfonía
entre tantas paredes como cielos
de clausura. Tu hora
no llegará jamás, porque su ausencia
sigue siendo el transcurso detenido.
Ante el dolor, crepitas.
Tal vez la lluvia cae
por ti mientras apaga
los últimos rescoldos de un aliento
que permanece en sombra. Todo suyo,
desde tu soledad a la ceniza
menos volátil, pero nada es él,
ni siquiera al trasluz de la memoria.
Ante la lumbre ajena
te sientes un cansado peregrino
mendigando calor, buscando hueco
por no deshabitarte.
Tan triste e inhumana
su negación de ti, qué más presencia.


                       (de TU LUMBRE AJENA, 2001)
 
Lienzo de Nicoletta Tomas

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