LA CASA ANTIGUA
Pocos recuerdos,
muchas emociones
has conservado
de la casa antigua,
un reino
primerizo donde nunca
llegó a ponerse
el sol interiormente.
Aún puedes bajar
las persianas de esparto
con la escasa
frescura que te queda de ellas,
incluso percibir
el ambiente sombrío
tras su lenta
caída sobre lo inhabitado.
Y cómo no volver
a la blanca intemperie
que brota del
silencio donde una vez estuvo.
Los grillos de
los campos arrullan sus cenizas
mientras tú
crees verla levantarse de nuevo.
A pesar del
vacío, resplandece
cuando vas de
una estancia a ningún cuarto,
ni siquiera su
paz se desmorona.
Aún puedes subir
esas persianas.
(de EL PRIMER REINO, 2015)
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