IV.
El taxi te llevaba terriblemente
lejos,
atravesando nieblas, eriales,
madrugadas,
febril itinerario para quien
nunca tuvo
otra desolación más dura y
ominosa.
Entonces advertiste que nadie
conducía,
que estabas a merced de una
fuerza sin nombre,
páramo prisionero convertido en
tus ojos
implorantes, cercados por la sola
consciencia.
Aquel taxi te iba devolviendo a
los años
donde fuiste visible, como
lámpara inútil
condenada a encenderse sin fuego
que la amara,
como largo crepúsculo glacial y
luctuoso.
Entonces entendiste la razón de
tu huida,
librando aquel viaje para perder
respuestas
que otros encontraron
desaforadamente,
razón por la que nunca estarás de
regreso.
(de OBOE D'AMORE, 2015)
Lienzo de Jeff Rowland
¡Hola, buenos días María Sanz!; Una vez más leo tus merecidos premios, eres genial y muy importante.
ResponderEliminarTe doy la Enhorabuena y te felicito con toda mi admiración y afecto.
Un abrazo.
Buenos días, amigo Ángel, y gracias por tantos elogios, se hace lo que se puede.
ResponderEliminarAbrazos.