miércoles, 14 de octubre de 2015





EL DOLOR VERDADERO NO HACE RUIDO

 
Si la felicidad apareciese
sobrevolando tu dolor desnudo,
cerrarías las puertas de la noche
para que no cayera en tanto abismo. 

Aún debe llegar ese consuelo
revelado a quien sepa dedicarte
su mirada de bálsamo oferente,
su silenciosa voz junto a la tuya. 

Qué vendaval cautivo te lacera,
cuánta ternura yace abandonada
al margen de tus senos, si no puedes
diferenciar el gozo del gemido. 

Porque esperas a alguien ningún día,
todo narra tan gris advenimiento
con las horas calladas, en la noche
donde tampoco suena el desengaño.


                                              (de LA PAZ DEL ABANDONO, 2014)

Imagen de Ban Sarolta

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