TOSSA
Tanto palpar las olas
de este mar que atardece,
para nada…
Y los acantilados
olvidan que una vez se
hicieron límite
de azules tentaciones.
Es lo vano que toma
forma de corazón y lo hace
espuma,
llevándolo hasta el fin del
espejismo.
Tanto internar la débil
recta del horizonte
dentro del áureo círculo,
con ojos vespertinos, para
nada…
Y la arena secunda
volátiles presencias en sus formas,
proyecta mi nostalgia en
lejanía.
Aquí estoy, por si alguna
ola se acuerda de que ha
renacido
por haberla devuelto con mi
mano.
(de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)
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