martes, 29 de septiembre de 2015





             TOSSA

 
Tanto palpar las olas
de este mar que atardece, para nada… 

Y los acantilados
olvidan que una vez se hicieron límite
de azules tentaciones. 

Es lo vano que toma
forma de corazón y lo hace espuma,
llevándolo hasta el fin del espejismo. 

Tanto internar la débil
recta del horizonte
dentro del áureo círculo,
con ojos vespertinos, para nada… 

Y la arena secunda
volátiles presencias en sus formas,
proyecta mi nostalgia en lejanía. 

Aquí estoy, por si alguna
ola se acuerda de que ha renacido
por haberla devuelto con mi mano.


                                                     (de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)

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