domingo, 27 de septiembre de 2015





                   EL BAÑO

 
Por tus hombros caía el agua que las manos
maternas derramaban, al final de la tarde,
en un baño de cinc, entre brisas y aromas
ejerciendo de lino para tu desnudez. 

El alto jazminero
de la pared contigua,
testigo primoroso,
dirigía hacia ti
sus breves efusiones,
su vértigo nevado
entre salpicaduras. 

Cómo pensar ahora que solo fue una escena
aislada, primeriza, de tu niñez durmiente,
del lino que en volandas apenas te sostuvo,
si las manos maternas continúan fluyendo
como aquellos jazmines o el agua jabonosa,
al final de la tarde, en un baño vacío.


                                                         (de EL PRIMER REINO, 2015)

Lienzo de Berthe Morisot

2 comentarios:

  1. La humildad de ese cinc forjó nuestra personalidad. No sé cómo explicar la añoranza de aquellas tardes, desde este tiempo de jacuzzis y vacíos sentimentales. Un saludo, María.

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    1. Aquellas tardes se explican desde la poesía, tú lo sabes bien, querido José Luis. Muchas gracias por tus palabras y un beso.

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