EL BAÑO
Por tus hombros
caía el agua que las manos
maternas
derramaban, al final de la tarde,
en un baño de
cinc, entre brisas y aromas
ejerciendo de
lino para tu desnudez.
El alto
jazminero
de la pared
contigua,
testigo
primoroso,
dirigía hacia ti
sus breves
efusiones,
su vértigo
nevado
entre
salpicaduras.
Cómo pensar
ahora que solo fue una escena
aislada,
primeriza, de tu niñez durmiente,
del lino que en
volandas apenas te sostuvo,
si las manos
maternas continúan fluyendo
como aquellos
jazmines o el agua jabonosa,
al final de la
tarde, en un baño vacío.
(de EL PRIMER REINO, 2015)
Lienzo de Berthe Morisot
La humildad de ese cinc forjó nuestra personalidad. No sé cómo explicar la añoranza de aquellas tardes, desde este tiempo de jacuzzis y vacíos sentimentales. Un saludo, María.
ResponderEliminarAquellas tardes se explican desde la poesía, tú lo sabes bien, querido José Luis. Muchas gracias por tus palabras y un beso.
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