martes, 22 de septiembre de 2015


         


CAÍA LENTAMENTE
el sol en los esteros,
dibujando un entorno
que confinaba tu melancolía.
Recordaste la noche y su naufragio
por tu cuerpo desnudo,
el oleaje triste de otro cuerpo
varado en la distancia,
pero aquella memoria no tenía
más límite que el sol amortajado.
Era inútil saberse
espejo de sí mismo,
claridad impostora
en terrenos oscuros,
si habías despreciado
la ficción del regreso a tu llegada.
Recordaste la noche,
su cuerpo en la otra orilla,
el patético sol de lo invisible.


                                                (de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)

4 comentarios:

  1. Hola María, es bello tu blog y los poemas que nos dejas hermosos, sigo tu buen hacer diario
    aunque no siempre te envío felicitaciónes pero ahí queda para irlo mirando.
    Gracias, mi afecto y mi saludo..

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    1. De nuevo muchas gracias, Ángel, ya sabes que tus visitas me son muy gratas y las valoro como merecen. Saludos cordiales.

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  2. Recibido el olor maduro de los melocotoneros, la frescura árabe del agua en la tardes de agosto, los murmullos de las rosas, la desnudez mirándose en la alberca, las compasivas sombras de la higuera, el tiempo dulce como un crepúsculo, los caramelos del alba, los íntimos refugios donde el olvido desconoce el óxido, el reino de los siete años, la redondez del mundo y de la felicidad, la casa sin medidas, lo inmarchitable, aquello que es todo lo que se nos da para ser guardado y es ahora cuando lo reconocemos, tanto tiempo después cuando descubrimos que la vida era aquello, la verdad que reside en la inocencia. los instantes sin dudas. Recibido lo que queda tras la devastación, los cimientos, aquello que ni años, ni rutinas, ni soledades son capaces de arrebatarnos, y yo la roca alta que desafía tu poder: la infancia enhiesta frente a la furia de los calendarios. María, tienes el privilegio de engancharme a tu decir, a tu poesía, tan para ti, tan calmada, tan verdadera para los que te conocemos. Gracias infinitas por este El primer reino que has hecho llegar a mi casa y que he devorado desde las 11 que lo trajo el cartero hasta el momento en que te escribo. Gracias por tu cariño hacia mi persona, por tu amistad.

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    1. Querido Paco, cuánto bien me hacen tus palabras y qué alegría poder compartir este libro contigo. La poesía nos acerca sobre todas las cosas, los tiempos, los recuerdos, las edades... Gracias, mil gracias por leer mis poemas, un privilegio tan elevado como nuestra amistad. Yo también te admiro y te mando un fuerte abrazo.

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