miércoles, 15 de julio de 2015





   -Convento de San José-


Ventanales sin marcos, alboaires
que venían del sueño a la materia,
hacia una austeridad desconocida.
Morada al fin,
exacto contrapunto
donde resucitaba
cualquier haz de esplendores apagados,
ofrecía su planta sin fisuras.
Las piñas de mocárabes
daban al corredor una largueza
que en ciernes se tocaba
con la lívida franja vespertina.
Mariposas y pájaros
bordaban su aleteo
sobre el tapiz umbrío de una parra,
mientras el tiempo era
sólo causa visible para formas
aún intactas, como otro camino
de perfección apenas iniciado.


                                                      (de LA LUZ NO USADA, 2010)


No hay comentarios:

Publicar un comentario