jueves, 4 de junio de 2015





  PLAZA  DE  SANTA  CRUZ

 
Yo creí  que era invierno todavía,
que el relente habitaba mi desvelo,
que la silueta inmóvil
del naranjo cercano
aún helaba el silencio con sus hojas... 

Y fue que, al entreabrirse
la ventana, un perfume
estremeció mi ser. Y fue que toda
la ausencia de este mundo
se concentró en mi estancia desolada,
para anunciar que abril había llegado. 

Yo creí que mi cuerpo resurgía,
mas la hora nocturna,
en forma de azahar, lo hirió de muerte.
Y era abril, imperioso,
desenfrenando el tiempo,
lo que mi corazón transverberaba.


                                                                   (de VIVIR POR DENTRO, 1992)

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