I.
El tiempo rompe contra el cuerpo.
Siempre
que busca soledad en recoletos
jardines, por si entonces
puede teñir de luz su carne, quema
la tarde antes que el sol,
porque no puede
impedirle a los cielos
recitar la premura del ocaso.
Se levanta transido,
huérfano ya, sintiendo que hay
palomas
limitándole el aire con sus vuelos
indiferentes. Sabe que no hay nada
que pueda variar estos lugares,
aunque alguna llovizna
traspase su aridez.
El tiempo rompe
contra él. No hay dolor que lo
defienda
de los embates. Busca
su imagen en el fondo del
estanque,
y apenas si descubre unos deformes
contornos irisados.
Vuelve sobre sus pasos. Nada
altera
el transcurso del día. Los
jardines
anochecen despacio. Se adivinan
ramajes en lo oscuro. Todo flota
sobre un silencio ya deshabitado.
(de TRASLUZ, 1989)
Lienzo de Whiskey Monday
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