SANTA MARÍA DE SAR
Aires de aquellos
siguen atravesando la
historia,
y trasladan aquí
sus impresiones místicas, lo
que nunca
busca un sitio para
olvidarse
de la temeridad de ser
pasado.
Columnas de aquellas
dejan de gravitar sobre el
mundo,
se arquean nuevamente,
desnudan su turgencia,
redimen
los vacíos de cada siglo,
par que alguien se erija
junto a ellas.
Y a mí, ¿quién me
transforma,
alada Rosalía,
por esta tierra respirable,
que ha anidado en la lluvia,
cuando todo se nubla ante
mis ojos?
Aires, vuelos
de trovas por el claustro,
tallados en las húmedas
tristezas
donde van inclinándose los
siglos.
(de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)
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