lunes, 25 de mayo de 2015





                     II


La tentación de profanar un valle
como éste, de irlo revelando
al margen de sus dioses,
deja mi libertad atravesada
por los vientos azules
que antes ensartaron las columnas
para temblor de ritos excitantes.
Ah de los templos, todo me responde
con un eco de mármol,
con pupilas aún iluminadas
desde Juno Lacinia a la Concordia,
todo me hace vibrar sobre el rescoldo
que dejase Agrigento
más allá de las piedras.
La tentación absuelve mi vacío
traspasado por nubes
doradas, por diálogos ardientes
entre el cuerpo y la tierra licenciosa,
al margen de unos dioses insalvables.


                                                           (de RETABLO DE CENIZAS, 2011)

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