martes, 21 de abril de 2015





               X


Sólo al día siguiente
de haber sido feliz se reconoce
la voz de la tormenta,
el flagelo continuo de la lluvia
dentro del corazón desesperado.
Ese día no tiene
su lugar en el tiempo,
ha adoptado la forma
de un cáliz, conteniendo las cenizas
del amor más efímero,
difícil de apurar sin derramarlo.
Yo temo traspasar
las fronteras del alba
en esta irrealidad que me consume.


                                                               (de HYPNOS EN LA VENTANA, 2009)

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