LAS TINIEBLAS ROMPIERON
contra la isla, como un oleaje
provocador y sórdido.
El templo mantenía
su invicta decadencia,
sus frisos ilegibles
para la eternidad que los
hallaba.
Permaneciste en él oscuramente,
con la desolación de quien asume
ser hoguera y ceniza,
hasta sobrevivir a aquellos
mármoles.
Las tinieblas sellaron
tu agrietado perfil, mientras el
templo
se rasgaba a sí mismo.
(de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)
Lienzo de Michaele Vermette
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