miércoles, 3 de diciembre de 2014


        


SEPULCRO DE SAN JUAN DE LA CRUZ


Las hojas otoñales, en su huida,
borraron el camino
que se hizo visible a tu llegada.
Oh momento dichoso,
contemplación de todo lo creado
a la luz del sepulcro,
con arena, rocío, brisa y lumbre
como cuatro elementos
para enmarcar el fin de la materia.
Alrededor, un claro
blanquecino donaba su espejuelo
a quien vino a rendirse
ante una sencillez inagotable.
El paso de las hojas
te trazó la mañana nuevamente,
mientras tu senda desaparecía.
Oh sol inmerecido,
celebración de todo lo sagrado,
luciente tras un hombre
cuya razón de arder aún imita.


                                                    (de TU LUMBRE AJENA, 2001)

2 comentarios:

  1. No sé si al frailecico, al medio fraile, como le llamaba Teresa por su corta estatura, le hubiera complacido tanta opulencia en su último abrigo. Quizá, salvando las distancias, hubiera sonreído para decir con León Felipe: "hazme una cruz sencilla, carpintero". Pero, sea como sea, gracias por tanta luz, Poeta.

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    1. Recuerdo cuando visité por primera vez este sepulcro, estuve a solas y revestida de la luz que entraba por los vanos de la capilla. Pero nada como la luz del frailecico. Gracias a ti siempre.

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