jueves, 4 de diciembre de 2014





      EL  LOCUTORIO


Lo eterno figuraba
detrás de aquellas rejas; lo caduco,
en las losas de barro, cuyo roce
de siglos describía
el camino hacia el torno.
Cuánto verdor alzado
desde los macetones de aspidistras,
qué sobriedad yacente en las esteras
de esparto, confinadas
a la inmóvil blancura
de cada locutorio.
Las visitas tenían
lugar antes de adviento o de cuaresma,
entre el rezo de nona y el de vísperas.
hasta que toda luz se iba retirando
de la azulejería y los cuadros del fondo.
Acompañaba siempre a la salida
un ángel lamparero
que cerraba las puertas y la noche.


                          (de DOS LENTAS SOLEDADES, 2002)
 

2 comentarios:

  1. Como te dije en el comentario al post anterior sobre Fray Juan, la sencillez, esa bendita sencillez de la belleza. Y tu palabra, María. Siempre.

    Un abrazo, Poeta, lleno de luz.

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    1. Muchas gracias, querida Ana, también por tus palabras en el blog de Paco Caro. Yo también te admiro y te envío toda la luz.

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