miércoles, 12 de noviembre de 2014





                XXVIII


Es triste ser el único habitante
de las cosas amadas, que no exista
más aliento que el mío sobre ellas.
Estoy sola con unas emociones
apenas ya visibles, aflorando
mi corazón hundido en la nevada.
Esta orfandad gravita sobre anhelos
que nunca cumpliré, resiste el plomo
de una lluvia letal y encubridora.
Pero nada se debe a lo saciado.
Ignoro dónde acaba mi desierto,
mi libertad sin sombra. Qué difícil
habitar el amor y darse cuenta
de que todo es producto del vacío.


                                                            (de HYPNOS EN LA VENTANA, 2009)

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