sábado, 15 de noviembre de 2014





         XVI
 

Debería saciarme,
amor, de tu palabra,
pan de los olvidados
y vino de los yertos.
Debería rendirme
por esta vida oscura,
tras una muerte a ciegas
que conduce al fracaso.
Pero nada es posible
cuando se borra el nombre
de tal desvalimiento,
bajo la cobardía
donde inane resisto.
Amor, háblame antes
de que lo haga la nieve
en su injusta medida,
lléname este silencio
con palabras de trigo
y vid transfigurada.


                                                        (de LOS PULSOS CARDINALES, 2010)

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