sábado, 22 de noviembre de 2014



 

                                       LA  TIENDA
                                                          

Mi abuelo era de Soria. Como muchos
paisanos, un buen día
abandonó su tierra,
y se volvió del sur, tanto que quiso
poner la tienda frente a los Jardines
de Murillo. Los tiempos eran otros.
Yo no tardé en saber de ultramarinos,
de ferias, de ornamentos navideños
en los escaparates,
de tardes de verano y marquesina.

                          La luz de los Jardines
                          se adentraba en la tienda. Disfrutábamos
de un paisaje interior de estanterías,
y eran las primaveras, los otoños,
mucho más nuestros, siempre
con reflejos distintos. 

La tienda fue testigo
de alguna noche triste, como aquella
de la riada última,
cuando apilamos sacos
por si llegaba el agua, que se oía
muy cerca, en San Bernardo. 

Yo no tardé en saber que, lentamente,
el tiempo conquistaba
la luz, la tienda y tantas estaciones
como hicieron presente nuestra ausencia.


                                                       (de JARDINES DE MURILLO, 1989)

8 comentarios:

  1. No la nostalgia, sino la melancolía que vive en el poema.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Imagínate, en la casa colindante a la tienda nací yo. Gracias, Paco, un abrazo,

      Eliminar
    2. El recuerdo siempre necesita coordenadas situacionales, esas líneas entre las cuales sobrevive a resguardo la emoción del tiempo. Tu poema me ha encantado, María. Abrazos.

      Eliminar
    3. Muchas gracias, José Luis, ya sabes cuánto se valora esa patria llamada infancia. Besos.

      Eliminar
  2. A veces es necesario regresar, vivir en la memoria y el abrazo. Porque todo fue luz, porque no hay otra patria que el recuerdo.

    Gracias por este poema, María, por ser, por estar. Siempre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti siempre, querida Ana, por valorarme con tanta generosidad. Abrazos.

      Eliminar
  3. Me acuerdo perfectamente , como si la estuviera viendo , de la tienda vuestra tan bien expuesta en las estanterías y en tu poesía.

    Abrazos.

    Guillermo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué suerte saber que todavía hay una persona recordando la tienda de mi familia. Ciertamente su estética era muy admirada por propios y extraños. Muchas gracias por ser tan sensible y cariñoso. Abrazos para todos.

      Eliminar