domingo, 14 de septiembre de 2014






                                                           I I I


A condición de cuántas tristezas es posible
dominar la tristeza... No sé decirlo ahora
que miro la espadaña donde una vez fui ave
de rara mansedumbre, lucero clandestino
sobre la cal sin dueño. No es fácil expresarlo.
Pero tú me lo dejas escrito en cada hoja
lanzada por el aire de un otoño certero,
con letras imposibles de anegar en el llanto.
No existen condiciones para huir o quedarse,
jamás fueron visibles mis huellas en las tuyas.
No sé cómo torcer el rumbo de estos cielos,
cuando ya han otorgado sus alas a mi pena.
 
   
                                                                   (de LOS CIELOS TARDÍOS, 2009)


2 comentarios:

  1. El otoño en la piel y cada latido una gota que escapa hacia el barro dormido. Triste y hermoso a la vez María.
    Un abrazo.

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    1. Nada como el otoño para la poesía. Gracias por tu sensibilidad, un abrazo.

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