sábado, 12 de julio de 2014


                  



DARÍAS CUALQUIER COSA
por haberte quedado
en las puertas del templo,
por dirigir ahora tus errores
a un lugar más feliz, de donde nunca
debieron evadirse.
Pero el miedo está al fondo,
recibiéndote a solas,
esperando que llegues
despacio, para luego
provocar tu insolencia,
tu rebeldía en torno a lo vivido.
Darías cualquier lágrima
por nublarte los ojos,
mientras sales del templo
sin sombra que te oculte
este lugar al cielo condenado.


                                                (de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)

Pintura de Pompeya

2 comentarios:

  1. Sí, a veces daríamos cualquier cosa, cualquier lágrima, por cegarnos los ojos. Pero es mejor seguir, abrir las puertas y dejar que entre todo el paisaje. Y toda la luz, por supuesto.

    Un abrazo, María.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En estos días de verano no hay más remedio que dejar entrar la luz, estemos donde estemos. Gracias, Ana, y otro abrazo muy fuerte para ti.

      Eliminar