AL PURO ARDOR QUE VIBRAN MIS ESTRELLAS
Aunque no lo creáis,
estrellas, vuestra noche
ya no me pertenece.
Mi cuerpo es la ceniza
de lo que sólo él ha modelado
con sus llamas.
Ahora,
aunque no lo sepáis,
estrellas, todavía
sus manos sobreviven por
quitarme
el cendal del deseo,
y, como antiguamente,
toman mi desnudez por un
rescoldo.
(de VIVIR POR DENTRO, 1992)
Qué tarea más encomiable la de las palabras para que en ellas sobrevivan los rescoldos del tiempo... Un abrazo, María, con aire de domingo limpio y sin esos agobios de lo cotidiano que siempre nos condenan a la prisa y a la inquietud. Un abrazo fuerte, desde Rivas.
ResponderEliminarGracias, querido José Luis. por tus siempre amables comentarios. Y lúcidos, que no es poco en los tiempos que corren... Tenemos el privilegio de la palabra, algo excepcional aunque muchos no se den cuenta. Con ella puedo enviarte otro abrazo muy cariñoso y muy sevillano.
Eliminar