NO PODÍAS CEDER A AQUEL
NAUFRAGIO.
El mar se deslizaba por tus ojos
invadidos de luna,
y su paz inservible
te negaba la dicha
de suspender tan lúbrico oleaje.
Qué vana incertidumbre
pretendiendo llegar a alguna
playa
sin orientarte por la
transparencia
que un ángel encendía.
Evitabas morir en el derrame,
como las aguas dulces
que tantas noches fueron
infinito
lecho de soledad retando al
viento.
(de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)
Lienzo de Jovan Villalba
No hay comentarios:
Publicar un comentario