MAITINES
MILENARIOS
-San Giorgio
Maggiore-
De
la ciudad partían resplandores
difuminando
el rojo de San Giorgio.
Del
mar se evaporaban los reflejos
que
Palladio ciñera a su fachada
y
a su claustro. De aquel benedictino
monasterio,
que aún aparecía
rememorando
a Cósimo de Médici,
escapaban
maitines milenarios.
De
lejos, a la isla se volvieron
las
ascuas de mis íntimos paisajes.
(de CENÁCULO VINCIANO Y OTROS ESCORZOS, 1985)
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