viernes, 4 de abril de 2014






                                          -Sevilla  medieval-

 
Nunca las yeserías se enlucieron
de igual manera,
ni los matacanes
coronaron tan gráciles murallas.
Eran días sin tiempo,
con añiles y malvas adheridos
a lonjas y mesones,
pendientes de pasar como unos tardos
capítulos cercados por su gloria.
Junto a la torre de San Isidoro
y al arco de Alatares,
se instalaban borrosos mercaderes
destinados al óleo
de otros cuadros aún más impasibles.
Siempre quedaron huellas
por las que comprender a cuánta altura
anidaron los siglos,
o de qué frialdad se revestía
un entorno capaz de ser humano.


                                                  (de LA LUZ NO USADA, 2010)

Orfebrería en plata de Fernando Marmolejo

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