Bastaba
algún local, una azotea
o
el salón de la casa,
un
tocadiscos, Coca-cola, varios
amigos,
y la fiesta convertía
la
tarde en lo más bello.
Llegábamos
nosotras,
buscando
aquel encuentro
con
tímidos muchachos
para
hacernos mayores, para abrirle
las
puertas a una vida
que
nos cerraba tantas realidades.
Y
bailábamos –puente sobre aguas
turbulentas,
sonidos del silencio,
el
“Je t’aime… moi non plus” del lado oscuro,
mujer
de magia negra-,
compartiendo
el abrazo
que
apenas refugiaba nuestros sueños.
Bastaba
alguna fiesta
para
que lo más bello de la tarde
traspasara
el umbral de lo sentidos.
(de JARDINES DE MURILLO, 1989)
Lienzo de Alex Schaefer
Y todo tan absolutamente cierto. Y todo tan absolutamente bello.
ResponderEliminarMenos mal que la poesía nos traslada a esa certeza y a esa belleza. Qué tiempos... Abrazos.
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