SÓLO EL AIRE VIBRABA
Del agua fugitiva
quedó una madrugada
prisionera. Geranios
marchitos eran huellas
en el suelo. No abrieron
sus ojos las estatuas
del patio por si alguien
las miraba. Tan sólo
el rumor de la fuente
traspasaba los ámbitos.
Celosía aromada
de suspiros, perfecta
cadencia en sus orígenes
velados. Sólo el aire
vibraba con palabras
apenas dichas, casi adormecidas.
(de TRASLUZ, 1989)
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