viernes, 14 de febrero de 2014





   LA  PENA  LLAMA  SIEMPRE

 
La pena llama siempre
al umbral de la herida.
Cualquier temblor rodea
su llegada, quemando los latidos
que visten de ceniza el sentimiento.
Todo empieza en ocasos,
todo acaba con albas incorruptas,
porque la pena fluye por las venas
de otro cuerpo tallado en la memoria,
se arrincona detrás de tanta calma
rendida a lo imposible,
cobija el desamor enardecido. 

¿Cuándo apagó sus pétalos
la rosa? ¿Qué encendía
de aromas la tristeza? 

La pena se adivina
por un ansia de lluvia en las entrañas,
por un llanto que espera su retorno
para caer sin prisa.
Y el propio cuerpo siente que lo nombra
con reflejos de ocasos,
con silencios de albas incorruptas.


                                                             (de TRASLUZ, 1989)

2 comentarios:

  1. La pena es la certeza también de lo vivido, querida María, una cicatriz que dibuja en la piel la esperanza de otro tiempo más azul y más pleno. Un fuerte abrazo.

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    1. Pues sí, a cierta altura de la vida es mejor apreciar positivamente alguna que otra cicatriz, una señal que no todos aciertan a entender. Otro abrazo y gracias.

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