miércoles, 20 de noviembre de 2013


    


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Abril diseminaba
un vuelo de vencejos
con las últimas luces.
Tú estabas regresando
a todos sus confines,
invirtiendo la atmósfera
añil de la plazuela
para transparentarte
cuando me seducías.
Tomé tu sol prestado
en aquellas jornadas
de oscuridad latente,
hasta ver en los árboles
mis brotes encendidos.
Pero abril exhalaba
misterios dolorosos
con su verdad postrera,
un clamor de vencejos,
la luz que nos perdía.


                                                    (de LOS CIELOS TARDÍOS, 2009)

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