X I V
Un otoño tan largo
no cabe en este bosque,
rebosan los ramajes
y huye la hojarasca
por el cauce del miedo.
Aquí la claridad
es lo que falta ahora
para no maldecirme
con silencios de luto.
Hágase tu palabra,
amor, como otra lluvia
que derrame los cielos
sobre este desamparo,
como la savia ardiente
que recorra mis venas.
Pero es otoño, lucen
inhóspitas penumbras
en el bosque aterido
y todo se propone
huir de lo perfecto.
(de LOS PULSOS CARDINALES, 2010)
María madrugadora para pertrecharnos contra el día. Que no te falte la claridad, pues siempre viene del cielo, es un don, como tu poesía.
ResponderEliminarHola Eduardo, qué alegría tenerte como lector de mi modesto blog. La claridad también viene de ti y de tus versos. Abrazos.
EliminarEn el bosque no sé, pero en tu mirada caben todos los otoños inundados de sol, todo el cielo a punto de incendiarse entre las manos.
ResponderEliminarY toda la luz, Poeta.
En Sevilla, la luz otoñal es para mí la más hermosa, la que menos ciega, la más entregada. Esta luz también para ti con mi abrazo.
EliminarAcabo de descubrirte, María, a través de este sencillo y hermoso poema. A partir de hoy, seguiré tus pasos por este mundo íntimo de la poesía.
ResponderEliminarUn saludo.
Isabel Fernández Bernaldo de Quirós.
Amiga Isabel, gracias por tus amables palabras y por seguir este modesto blog, espero no defraudarte. Saludos cordiales.
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