NOCTURNO
Los
árboles sabían los secretos
de
las flores dormidas,
cuando
exhalaban sueños
en
forma de perfumes.
Un
silencio lejano detenía
el
temblor de las ramas
colgadas
de la luna,
y
un cálido rumor goteaba cerca,
engastando
sus notas en la noche.
Los
árboles sabían,
rondando
las murallas del Alcázar,
que
las almenas tristes,
desasidas
del tiempo,
entonaban
también su sinfonía
de
aromas enlazados con la hiedra.
Nocturno
para mí, para otro vuelo
elevándome
a estrella. Si mis alas
abiertas
en corola
surcaban
la ebriedad de los Jardines,
era
porque podían
llegar
a cualquier sueño,
sin
rozar el silencio ni las sombras.
(de JARDINES DE MURILLO, 1989)
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