X
El sol de Cefalú se descolgaba,
marchito y espectral, sobre la Rocca ,
entre las callejuelas medievales
por donde fui perdiéndome en tu
busca.
Qué extraña soledad atardecía
dentro de mí, qué frágil
equilibrio
mantuve hasta caer penosamente,
como tanta aventura sin regreso.
Iglesias y palacios fueron dándome
noticia de tu sombra, derramada
por los ocres antiguos. Y yo,
mientras,
percibía sus cálidos engastes
en mis ojos desiertos, los
volvía
hacia una realidad inaccesible.
Qué extraño cielo desaparecido
dentro de mí, qué amarga
certidumbre
de un ocaso sin horas, sin
hallarte.
(de RETABLO DE CENIZAS, 2011)
Me ha encantado la ilustración de la entrada, María, una imagen evocadora y llena de belleza. Y una vez más percibo en el texto ese acento feliz de la elegía que siempre encuentra la mirada agradecida del lector.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, José Luis, no sabes lo que me costó encontrar tan bellísima imagen, por eso la he puesto más grande. Y como una no ha podido ir a Sicilia todavía... Otro abrazo.
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