LAS
CAMPANAS DOBLARON EN EL AIRE
recodos
de tristeza. Noche antigua
que
ahora continúa, sin regreso
a
cuanto fue litúrgico escenario
de
la ciudad nimbada por suspiros.
El
postigo cerrado, las tinieblas
velando
cada esquina, cada lauda
de
la historia doliente, se entrecruzan
con
un tiempo que no les pertenece,
con
el tañido largo del silencio.
(de DOMUS AUREA, 1999)
Versos de música cautiva. Melancolía y silencio; querida María tu poema me recuerda un tiempo muy lejano que viví en primera persona. Mi habitación de estudiante en Santo Tomás (Ávila) colindaba con el claustro y con el monasterio. El sonido de las campanas marcaba el paso lento de mis horas de estudio. Recupero esas sensaciones gracias a tu poema.
ResponderEliminarExcelente texto, María.
Nuevamente gracias por tu amabilidad y por tan hermosas palabras. También es de agradecer que sigan sonando las campanas allá donde estemos. Besos.
ResponderEliminar