ALGÚN
QUE OTRO PLACER
Te creíste que el tiempo no
existía
salvo en tu soledad,
premisa errada
de un cúmulo de grises
conjeturas.
Alrededor, las horas
prestaban al vacío su
techumbre,
mientras una humareda
sobresalía, mansa,
detrás del corazón
cuyos aires jamás la
entorpecieron.
Te diste a tantos rumbos
como causas,
atando valentías
y algún que otro placer
indefinido.
Pero el tiempo sangraba poco
a poco,
y eran tuyas las gotas
derramadas al paso
de una verdad inútil,
condenable
salvo en tu soledad,
amor yacente
sin más resurrección que el
desafío.
(de VOZ MEDIANTE, 2006)
Lienzo de Jack Vettriano
Del tiempo ocioso surgen, a veces, grandes desafíos. Versos rotundos y hermosos.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, María José, es un comentario muy atinado, aunque haya desafíos que no lleven a ninguna parte. Otro abrazo.
Eliminar