MI
AZOTEA, REPOSO DE LA LUNA
en
su peregrinar por los tejados,
tenía
tantos puntos cardinales
como
pretiles, tantos lavaderos
como
historias humanas escondidas.
Buscaba
en el perfil de San Bernardo
esa
media distancia que lo humilde
confiere
a cuanto teme. Mi azotea
todavía
es visible desde el cielo
que
me dejó crecer en cuerpo y calma.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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