martes, 2 de julio de 2013

        


          LA  PARED
 

Un reflejo dorado la posee
con las últimas luces del ocaso.
Cuando no tienes nada que decirte,
tu mirada va a ella, mejor dicho,
a un poema prendido en su blancura,
ese mismo poema que quisieras
haber escrito tú. Pero ya es tarde,
y un reflejo dorado difumina
esos versos ajenos, esos versos
donde una vez sus ojos se posaron.


                                                      (de DESDE NOVIEMBRE, 1992)

2 comentarios:

  1. Ese poema de la blancura, ese poema inifito escrito en la luz desde la luz. Como tú, Poeta.

    Un abrazo enorme.

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    1. Eso es lo que no debemos perder, la luz, como la que disfruto yo ahora en Cádiz. Besos.

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